En 1988, Qi retorn? a su pueblo, la aldea Xiangdao Laoshang en el cant?n Xinmiao, liga de Ejenhoro, de donde hab?a salido hac?a 40 a?os. Medio siglo atr?s, el lugar ten?a prados exuberantes y grandes reba?os de ovejas y bueyes, pero ahora las dunas interminables hac?an imposible que Qi encontrara la imagen del hogar que tantas veces hab?a aparecido en sus sue?os.
De noche, bajo la luz mortecina del candil, Qi se enter? por sus paisanos de que la electricidad no pod?a llegar debido al pobre transporte, y que la gente, en inter?s inmediato, talaba ?rboles para construir casas y roturaba prados para cultivar mieses, destruyendo as? la cobertura vegetativa, de cuyas resultas muchos pastizales y tierras de labranza fueron tragados por la arena y se produjo la pobreza del lugar. Afligida por esta situaci?n, Qi pensaba si pod?a hacer algo por sus paisanos. Tras reflexionar mucho, le pareci? mejor conseguir agua y electricidad primero. Acompa?ada del nuevo jefe del cant?n, viaj? a la bandera y la liga, visit? las autoridades de agua y las de electricidad y les hizo explicaciones. Gracias a su esfuerzo durante tres a?os enteros, por fin la aldea logr? tener luz el?ctrica y una peque?a obra hidr?ulica construida.
Al llegar el agua y la electricidad, a Qi se le ocurri? otra idea: "Puesto que nuestra pobreza se debe a una gran extensi?n de arena, debo plantar ?rboles y hierbas para recuperar la cobertura vegetal". En seguida viaj? a Beijing donde retir? del banco todo su ahorro, de 50 mil yuanes, dispuesta a experimentar con el cultivo de efedra china. Pero sus hijos se tem?an si pod?a soportar tantas idas y vueltas de viaje y las pobres condiciones de la aldea. Como soluci?n, Qi los reuni? diciendo con sentimiento: "Ustedes no quieren que yo sufra trabajando y quede cansada, agradezco su amor por m?. Pero lo ?nico que pienso es hacer algo por mis paisanos".
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